Cuando un bebé nace de forma prematura y requiere de una hospitalización prolongada el terror y el pánico nos invade. Lo cierto es que es una situación por la que pasan miles de bebés y que los cuidados en las unidades de cuidados intensivos neonatal son cada vez más evolucionados. Hay veces que sufren altibajos durante su estadía en esa unidad, al igual que sus papás.
Desde el comienzo, proponete establecer una buena relación de trabajo con el personal de la clínica. A medida que vayas conociendo a los médicos y enfermeras que cuidan a tu bebé, te vas a sentir más cómoda acercándote a ellos y haciéndoles preguntas o sugerencias. Pediles que te mantengan informada sobre la condición médica de tu bebé. Cuando haya diferentes opciones para cuidar a tu bebé, participá a la hora de tomar las decisiones importantes. Vos y el personal médico son el equipo de soporte de tu bebé prematuro.
La importancia de la rutina
Tu bebé te necesita, sí, pero te necesita bien junto a él. Es por eso que con tu pareja deben intentar encontrar un equilibrio entre el trabajo, la casa y la visita al hospital. Cada día es una pequeña maratón, por eso descansar es fundamental para reponer energías.
La espiritualidad
Si profesás alguna religión, apoyarte en ella y en la espiritualidad pueden ayudarte a sobrellevar este momento. Para muchas personas hablar con su sacerdote, rabino, padre, ministro o imán puede ser reconfortante y los puede ayudar a encontrar la paz y la energía necesarias.
Permitite el desahogo
Si tu bebé sufre un contratiempo, quizás se sientan sumidos en el temor y la ansiedad. Llorá todo lo que necesites pero a la vez encontrá la manera de estar fuerte. Hablen con tu pareja de sus miedos sin tapujos.
Conectarse con otros papás
Los otros padres que han tenido bebés prematuros comparten muchos sentimientos y luchas similares. Hablá con ellos de su experiencia informalmente o en un grupo de apoyo. Conviene rodearse de otras personas que entiendan lo que ustedes están pasando.
Por fin en casa
Ahora que están en tu casa es hora de empezar a disfrutar de tu bebé.
Cerciorate de darte tiempo sólo para tener en brazos a tu bebé y acariciarlo y jugar con él. Aprendé a conocer lo que le gusta y le disgusta. Observá cómo surge su personalidad singular.
Los padres de bebés que necesitan cuidados especiales, como medicamentos o equipos médicos, suelen sentirse tan absorbidos por la atención médica del bebé que se olvidan de las necesidades emocionales del niño y las suyas propias.
Emocionate con su primera sonrisa, cuando aprenda a darse vuelta, a gatear y más. Tu bebé te va a sorprender cada día.
Recordá consultar con tu pediatra si tenés alguna inquietud, él es quién más sabe sobre la salud de tu bebé.