Al llegar al año, los alimentos sólidos constituyen una significativa proporción en la nutrición de tu bebé, más del 50 por ciento. Y sus habilidades para alimentarse van creciendo acordes a esto. Naturalmente, en este período, ya le es más fácil tragar la comida porque tiene más dientes, lo que le permite masticar y digerir mejor los alimentos.
Cada día aumentará sus habilidades para comer por sí solo. Por eso, es importante que lo dejes disfrutar de este momento, aunque su silla y el espacio alrededor suyo queden “repletos” de migas. A esta edad, tu hijo tendrá la habilidad de tomar cosas con los dedos, por eso aprovechará para empezar a comer por sus propios medios.
Además, a tu bebé le encantará masticar cosas duras con sus dientes, por eso tenés que estar segura y atenta para verificar si puede disolverlas.
Consejos para un buen aprendizaje:
- Algunos alimentos son ideales para el “prueba y error” porque son fáciles de agarrar con la cuchara. Por ejemplo, puré, manzana rallada, banana pisada, yogur, etc.
- Tené en cuenta que lo que le gustó hoy quizás mañana ya no le guste. Es una edad muy cambiante en cuanto a los gustos alimentarios y eso influye en su manera de comer.
- Controlá el ritmo en que come. Aunque la gran mayoría se distrae y tarda mucho, quizás ocurra que coma demasiado rápido. En esos casos, conviene hablarle entre bocado y bocado y recomendarle que mastique bien.
- Prepará dos platos y dos juegos de cubiertos: el bebé va comiendo de su propio plato, con una cuchara o un tenedor sin puntas filosas. Y mientras tanto, la mamá va intercalando bocados de otro plato, para asegurarse de que coma lo suficiente.
- Aprendé a tolerar el desorden en la cocina. Sin dudas va a terminar sucia, pero ese no debe ser un motivo de reto. Lo único que no debe permitirse es que tire la comida o derrame el agua intencionalmente.
Recordá
El proceso de aprender a comer puede llevar meses y hasta años, si se suma la enseñanza de los modales en la mesa. Pero el primer paso está en esos días de zapallo por todo el piso y manzana hasta en el techo. En lo alto de su sillita, con su enorme babero lavable y la cuchara de plástico, el bebé está viviendo un nuevo desafío en su crecimiento.
Recordá consultar con tu pediatra si tenés alguna inquietud, él es quién más sabe sobre la salud de tu bebé.