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Protección y Vínculo

Higiene diaria del bebé: todo lo que necesitas saber.

¿Con qué frecuencia debo bañarlo? ¿Qué tipo de jabón tengo que usar? La higiene diaria del bebé trae un sinfín de dudas y hay algunos errores que pueden tener consecuencias negativas. Pero tranquila, porque acá te contamos todo lo importante para que tu bebé esté siempre protegido.

Higiene diaria del bebé: todo lo que necesitas saber.

La piel del bebé es muy fina y vulnerable a los agentes agresores, por lo que, a la hora de limpiarla, requiere de cuidados especiales. No solo se trata de elegir los productos más adecuados para el bebé, hipoalergénicos y que respeten el pH de su piel, sino que la limpieza debe hacerse de forma correcta.

¿Es necesario bañarlo todos los días?

No, porque los bebés no se ensucian. El baño tiene un componente importante de juego y de relación del niño con papá y mamá, pero no es necesario bañarlo a diario.

5 consejos útiles

  • Mimá su pelito: uno de los errores más frecuentes es no dejar el shampoo el tiempo suficiente para que desarrolle su acción de limpieza. El producto debe aplicarse al principio, y hay que dejarlo “reposar” sobre la cabeza del bebé durante 4-5 minutos. 
  • Protegé su piel: la falta de higiene de la piel (sudor que se estanca, polvo que se acumula, etc.) es uno de los principales factores que provoca irritaciones más o menos acentuadas, que pueden producir prurito y, en consecuencia, hacer que el pequeño se rasque, con el riesgo de que aparezca una posible infección en la zona. A la hora de bañarlo utilizá productos específicos para bebés, hipoalergénicos y con un pH neutro, con el fin de respetar el delicado manto hidrolipídico que reviste la piel, y que la protege de las agresiones externas.
  • La higiene de los genitales: en el caso de los niños, no se debe retirar el prepucio (la piel que recubre el glande) ya que protege el interior del pene y evita que se produzcan infecciones. Por lo que respecta a la higiene de las niñas, se suelen producir dos errores frecuentes: el primero es lavar la zona anal y, después, la vaginal: de este modo, las bacterias que habitan en el intestino pasan a la vagina, con el consiguiente riesgo de provocar infecciones o enrojecimiento. El segundo error consiste en vestir a las niñas con ropa interior o pantalones muy ajustados, que pueden irritar los genitales internos y externos.
  • Manos y uñas siempre limpias: muchas de las infecciones de la piel están provocadas porque el niño tiene las uñas largas y se rasca, provocando lesiones. Es por eso que hay que cortarlas semanalmente. Se deben utilizar tijeras especiales para bebés, pequeñitas y con las puntas redondeadas. Además, hay que habituar al niño a lavarse las manos frecuentemente. 
  • La nariz también hay que limpiarla: para hacerlo, sobre todo si está congestionado, hay que acostar al niño boca arriba, girar su cabecita hacia un lado, manteniéndola bien sujeta, y aplicar suero fisiológico en el orificio nasal superior. Después, se debe repetir la operación en el otro orificio, girando la cabeza del bebé hacia el otro lado. Transcurridos 10-20 segundos, se incorpora al pequeño para que termine de expulsar las mucosidades. 

¿Y si hay enrojecimiento?

En caso de paspaduras y enrojecimiento por el uso de pañales te recomendamos la pomada de cuidado diario Hipoglós, que protege la piel contra estos síntomas. La combinación de sus componentes genera una barrera protectora sobre la piel y la mantiene humectada y protegida de las irritaciones y enrojecimientos por el uso de pañales.

Además…

  • En principio, los ojos no necesitan cuidados especiales. Es suficiente con pasar cuidadosamente por los párpados un trocito de algodón o una gasa empapados en agua (sin jabón), sin friccionar.
  • En cuanto a las orejas, hay que limpiar solo lo que se ve. Con una gasa humedecida en agua se lava la parte externa de las orejas por delante y por detrás. Luego es necesario secar muy bien la zona.
  • La cera que asoma al exterior se puede arrastrar con una gasa seca enrollada. No se debe introducir nada en el oído: lo único que haríamos es empujar la suciedad hacia el interior. Además, podríamos dañar el conducto auditivo.

Recordá consultar con tu pediatra si tenés alguna inquietud, él es quién más sabe sobre la salud de tu bebé.