La mala alimentación en los niños debe ser evitada desde los primeros años de vida, a través de prácticas que lo conduzcan a hábitos saludables. A continuación te dejamos una guía de tips que pueden ayudar a que tu hijo tenga una mejor relación con la comida.
Tips para papás
- Los padres son quienes controlan las líneas de abastecimiento. Son los papás quienes deciden qué alimentos se compran en su casa y cuándo se sirven. Aunque es de esperar que los niños insistan a sus padres para que les dejen comer alimentos menos nutritivos, son los adultos quienes deciden qué alimentos entran a casa.
- Dejalo elegir lo que quiere comer o incluso si quiere comer. Los niños también deben tener voz y voto en el asunto. De la selección de alimentos que le ofrezcas a tu hijo, dejalo elegir lo que quiera comer y la cantidad que quiera comer.
- Olvidate de la máxima "hasta que no terminás toda la comida no te vas de la mesa". Permitile a tu hijo que acabe de comer cuando sacie su apetito. Muchas de las personas que ahora son padres se educaron con la máxima del plato limpio, pero este enfoque no ayuda a los chicos a escuchar su cuerpo para saber cuándo han comido lo suficiente.
- Reescribí el menú infantil típico. Cuando salgan a comer fuera de casa, dejá que tu hijo pruebe platos nuevos. Tal vez te sorprenda su deseo de experimentar.
- No hay que saltarse comidas. Se debe restringir que se salten las comidas de rigor del día (desayuno, almuerzo y cena), las cuales deben ser ingeridas en horas determinadas; estas deben contener una composición variada y equilibrada de carnes, harinas, verduras y frutas.
Por supuesto no se puede olvidar la labor de los padres en mantener los patrones saludables de nutrición en sus hijos: prácticas como obligar al niño a que coma más de lo que desea, así como premiar los comportamientos esperados con golosinas o por el contrario castigarlo con la supresión de la comida, pueden desencadenar a futuro problemas relacionados con la mala alimentación en los niños como la bulimia, la anorexia o la obesidad.
Una intervención temprana en estos trastornos de alimentación en los primeros años de vida es fundamental para la prevención de posibles alteraciones en el desarrollo emocional del niño y en la construcción de un vínculo afectivo estable con sus padres.
Recordá consultar con tu pediatra si tenés alguna inquietud, él es quién más sabe sobre la salud de tu bebé.